Esta población fue fundada en 1607 por los colonizadores españoles, con el nombre de San Antoñito. A partir de 1999 se estableció como municipio.
Sus principales actividades económicas son la ganadería y la agricultura, motores primordiales en el desarrollo del municipio. También hay un pequeño sector dedicado a la reforestación con destino a la producción de madera comercial, así como la producción de palma de aceite. Los sabaneros son fuertes en el comercio de productos lácteos, y en menor escala se dedican a la extracción de cascajo (caliche en piedra). El área de la minería ocupa asimismo una parte importante en la economía de la población.
San Ángel está a 170 kilómetros de Santa Marta, aunque algunos creen que es difícil visitar este municipio, lo cierto es que San Ángel cuenta con carreteables destapados, aunque no están en las mejores condiciones sí son transitables.
Dichas rutas se distribuyen así: San Ángel-Pueblo Nuevo-Difícil-Bosconia-Valledupar; San Ángel-Monterrubio-Estación Villa-Fundación; San Ángel-Algarrobo-Loma del Bálsamo-Fundación-Santa Marta; San Ángel-La Estrella- Chibolo; San Ángel-Pueblo de los barrios-Flores de María-Pivijay; San Ángel-Céspedes-San Roque (Las Mulas)-Nueva Granada-Plato.
Tradiciones culturales
La identidad, alegría y jolgorio características de los habitantes de San Ángel, se da a conocer durante las fiestas más representativas del municipio, que rinden homenaje a San Roque, las cuales se desarrollan el 16 de agosto en el corregimiento Monterrubio, con sus concurridas misas y una solemne procesión. Simultáneamente se realizan corralejas y fandangos durante cuatro días, y en diferentes sectores se recrean con actividades lúdicas propias de la región, como varas de premio, ‘gallo tapao’, carreras de encostalados, carreras de caballos, entre otros.
Este arraigo cultural se ha mantenido vigente a lo largo de los años, con el apoyo de ganaderos, empresa privada y la junta Profiesta que se organiza cada año para la festividades.
La presencia de la comunidad indígena Issa Oristuna le da un componente exótico a este lugar, en el que conviven el pasado y el presente, la tradición y la modernidad. Pues compartir con los aborígenes permite conocer la historia y la cultura de este poblado.
Las personas que durante sus vacaciones quieran visitar este municipio, podrán disfrutar de platos típicos como el ponche, el conejo, el arroz de cerdo y el sancocho de hueso, predominantes en la gastronomía del lugar.